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Cocinar los alimentos al horno es muy sencillo y ayuda a mantener los nutrientes.

Gratinados, budines, pasteles, pescados, papillotes, verduras asadas, arroces... Muchas recetas pueden cocinarse al horno de forma sencilla y saludable, con la ventaja de que su preparación no requiere una atención constante.

Casi todas las cocinas cuentan con un horno, ya sea grande o pequeño, a gas o eléctrico, de sobremesa o empotrado, aunque muchas veces no se utiliza por falta de costumbre, de tiempo o de ideas.

Calentar una pizza, gratinar unos macarrones, hornear una tarta para una fiesta... son tareas simples que el horno resuelve con facilidad pero sus posibilidades son enormes: con unos pocos consejos y recetas asequibles se le puede sacar mucho más partido y obtener platos exquisitos y muy nutritivos.

La cocción al horno resulta especialmente apropiada en los días fríos de invierno, cuando más se necesitan cocciones largas y que aporten energía y calor interno.

El horno llena la casa de agradables aromas que se desprenden al cocinar los alimentos en su propio jugo. Con su intensidad de color, aroma y sabor, los platos al horno estimulan los sentidos y el apetito.

Al contrario que una fritura o que un guiso, este tipo de cocción permite por un lado reducir las grasas, ya que los alimentos se cocinan sin que se les añada nada, y por otro disminuir la pérdida de vitaminas, al no emplear agua para la cocción. Las sales minerales se conservan siempre que se consuman los jugos de cocción.

La alta temperatura a que se someten los alimentos forma una capa exterior protectora que concentra su sabor y sus nutrientes esenciales,

En la cocina tradicional, el horno se utiliza para los asados, las recetas a la sal, los gratinados, las lasañas, las tartas dulces y saladas.

Sin embargo, también pueden prepararse deliciosas, sencillas y sanas recetas con verduras, cereales, frutas...

Las verduras más adecuadas para cocinar al horno son:

Para comprobar la cocción de las verduras asadas al horno lo más fácil es pincharlas por la parte más ancha o central con un cuchillo de hoja fina o una brocheta. Si no se encuentra resistencia es que están a punto.

La piel de los pimientos suele hincharse ligeramente, como si se desprendiera, y las alcachofas, además de volverse oscuras, se ablandan.

El horno también conviene a las frutas, ya que realza su dulzor y vuelve melosa su textura.

Las manzanas, las peras, los membrillos, los plátanos, los melocotones o la piña resultan especialmente apropiados para asar al horno. En el caso de las manzanas y las peras resulta aconsejable hacer una incisión en la piel para que no se rompan.

Las mejores piezas para hornear son las firmes y maduras.

Las frutas que se oxidan deben rociarse con zumo de limón y las que tienen semillas o hueso pueden descorazonarse y rellenarse con azúcar, canela, mantequilla, especias, frutos secos o licor.

Para preparar un papillote, ya sea de verdura o fruta, los alimentos se colocan sobre la mitad de un rectángulo de papel (de aluminio o sulfurizado especial para hornos), dejando un borde de unos 5 centímetros. El papel se dobla por encima del relleno y se sella doblando los bordes.

Se hornea a una temperatura de 180 ºC durante unos 15 o 20 minutos, hasta que el papel se hinche. Entonces ya está listo para servir.

La cocina al horno resulta fácil, versátil y limpia. Conoce sus secretos para sacarle el máximo partido y conseguir alimentos más sabrosos.

Los hornos eléctricos son preferibles a los de gas para regular la temperatura. Los de convección, en cambio, reparten mejor el calor y permiten cocinar varios platos a la vez.

Cuanto más uniforme sea la temperatura interior y más precisa su regulación, mejores resultados se obtendrán, También es recomendable que tenga alarma acústica para que avise del final de la cocción.

Es bueno que el horno tenga luz interior y que la puerta sea resistente (mejor de cristal) y hermética para evitar las pérdidas de calor.

Los materiales que mejor absorben y retienen el calor son los de vidrio refractario y los de barro o loza.

En cuanto a las formas, los redondos son más fáciles de limpiar.

Los alimentos han de caber holgadamente para que el calor se reparta de forma uniforme.

Si un recipiente está sucio o rayado, acumulará calor en ese punto y se quemará.

Los alimentos envueltos en papel de aluminio quedan más jugosos.

Conviene precalentar el horno unos 10 minutos antes de introducir los alimentos.

Se aconseja también apagarlo un par de minutos antes de que finalice la cocción para aprovechar el calor residual y ahorrar así energía.

Para gratinar hay que colocar las bandejas cerca de la resistencia o grill pero para el resto de recetas la zona media del horno es la mejor: el calor ha de poder circular sin trabas alrededor de los alimentos.

En recetas de pastelería que han de "subir" no conviene abrir el horno hasta pasados los primeros 20 minutos.

Para el resto de recetas tampoco se aconseja comprobar el estado de cocción constantemente.

Para limpiar el horno sin recurrir a productos químicos, se pueden frotar las adherencias o manchas con sal y papel de cocina, o bien humedecer el interior y limpiar con un estropajo suave.

También existen hornos con funciones especiales de autolimpieza que disuelven las grasas.

Cada horno tiene su truco y lo mejor es experimentar con él, pero ciertas pautas ayudan a elegir la temperatura apropiada para cada receta.

En lugar de servir esta preparación en forma de lasaña, puedes rellenar los calabacines con la misma mezcla de champiñones, cebolla y avellanas, y gratinar espolvoreados con queso rallado.

Cocina fácil y sana

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